Por ÁNGEL GINER MARTÍNEZ
Debajo de la cabeza del Campesino asoma nuestra amiga Ana Isabel, que es la verdadera conocedora del lenguaje.
Pero realmente, no se me ocurre mayor honor, ni manera mejor de conmover a alguien que retarle a que se trabaje su propio reconocimiento, que es lo me consta que movió a la directiva a hacerme la propuesta de situarme en este balcón esta noche.
Prefiero no pecar de falsa modestia y decir que no soy merecedor de ello, no vaya a ser que la gente empiece a darme la razón, y eso me jodería, así pues me conformaré con transmitir agradecimiento a quien pudo verme como digno pregonero de tan majestuoso evento.
La realidad obliga a no olvidar lo que todavía estamos viviendo, pues en estos dos últimos años hemos padecido la incertidumbre provocada por esta plaga que se ha adueñado de nuestras vidas y que nos ha forzado a sacrificar la libertad en aras de la defensa de la salud de los demás, que a su vez han hecho el mismo esfuerzo por nosotros. Pienso realmente que la sociedad mayoritariamente lo ha superado con sobresaliente, y salimos de esta crisis más maduros y más solidarios, a pesar de que haya habido desagradables ejemplos de insolidaridad que debemos de atribuir a una minoría.
Y como no, otras víctimas que también merecen nuestro cordial abrazo de bienvenida son los artistas, artesanos y mercaderes que nos acompañan de nuevo, y que han padecido como por desgracia otros muchos gremios la inactividad de la pandemia.
¡Qué vendáis mucho!
Algo hablaré de ello, pero quiero aprovechar la oportunidad que me dan mis vecinos para tocar otros temas sin ponerme pelma, que eso puede resultar peligroso cuando uno se siente tan a gusto como lo estoy en este momento con un micrófono delante y hablándole a personas que tanto me importan.
Ante todo quiero hablar de los rabaleros y darles las gracias por ser como son:
Por hacer sentir bien a los recién llegados.
También por la capacidad que tienen en convertir la vecindad en un parentesco.
Por estar dispuestos siempre para colaborar en las ocurrencias que desde la directiva les proponíamos, haciendo habas, caracoles, colgando telas, cosiéndolas y todo lo que hacen por el barrio en el día a día.
La zona de Villena en la que parece que no pasa el tiempo, pues si quieres saber la hora y miras al campanario, te das cuenta de que es la misma desde hace ya un rato e incluso dos, ¡esas saetas siempre apuntando a un mismo sitio!
Ese barrio que mantiene esa singularidad en su trazado lo que provoca que en pleno siglo XXI no podamos librarnos de la sensación de seguir viviendo en el arrabal que fue y que nunca ha dejado de ser, y donde en el silencio de la noche se escucha el tintineo que provoca la espada del soldado al impactar con las piedras del suelo mientras camina, olemos el aroma a la sangre derramada durante la emboscada de los contrarios a Juan Pacheco enfrentándose a su tropa, escuchamos los tímidos pasos y cantos de una procesión de monjes buscando la ermita o nos tiembla el suelo bajo los pies por el impacto de las balas austracistas golpeando el tapial de La Atalaya.
Junto con los métodos despertadores que incluyen como siempre el canto del gallo, el trinar de los pájaros que en estas calles por encima de otras, se impone al rugir de los coches, y las campanas de nuestra iglesia ubicada donde estuviera la mezquita que daba amparo religioso a muchos de los que nos precedieron en este barrio.
Y es que ya lo dice un dicho mío: “Mas descansa media hora de siesta en El Rabal, que toda una vida de sueño americano”.
He superado ya los 25 años habitando aquí, y la acogida contribuyó a que nunca en mi familia nos sintiéramos como intrusos ni recién llegados.
Que mi hijo mayor creciera aquí, que mis dos hijas nacieran rabaleras, y el tener dos nietos de la calle San José, también suma para que la sensación de pertenencia de toda la familia sea muy sólida.
Y volviendo a lo lúdico, con la entrada del milenio, hicimos ciertos cambios desde el equipo directivo de la asociación, quizá algo bruscos, pero bien acogidos. Por ejemplo, las fiestas.
Y sobre estas celebraciones mucha gente me pregunta ¿Por qué un mercado medieval?
Yo digo, que algo había que hacer. No tenía sentido que la zona más antigua de la ciudad, la que contiene gran parte de nuestros símbolos locales, permaneciera estigmatizada por ciertos prejuicios que en su mayoría eran leyendas urbanas y falsas percepciones.
Ahora nos parece mentira, pero había gente del resto de la población que jamás había transitado por estos callejones, muchas veces influenciados por una falsa sensación de inseguridad, movida por una leyenda negra que simplemente no era cierta como ya se ha demostrado.
Hoy los villeneros hemos recuperado nuestro arrabal y es justo que lo disfrutemos.
Las calles para las ciudades son como los vasos sanguíneos para el organismo, y favoreciendo la circulación conseguimos que la vida prolifere. Solo en los lugares a donde llega ese riego se genera la fortaleza necesaria para seguir adelante.
No fue sencillo, pues muchas fueron las trabas en los primeros años de estas fiestas, hubo quien hubiera preferido verlas fracasar, pero prefiero acordarme de las personas que se ilusionaron con nosotros y nos ayudaron.
Los vecinos con su asociación al frente, y con la otra asociación hermana de Rehabilitación de San José, que tortita a tortita están consolidando el milagro de devolver para su uso unos espacios que ya creíamos irrecuperables de la ruina, y por supuesto el resto de paisanos que han vuelto su mirada hacia El Rabal para redescubrirlo y disfrutarlo.
Y ahora a volver a la normalidad.
He de confesar que no me ha contestado, pero tengo la esperanza de que todavía abra su correo y nos oriente para mayor gloria de la vuelta a la normalidad.
Es lo que popularmente se denomina “el puto amo”.
Bueno, con permiso de su peluquero, que también tiene que ser un cachondo.
Personalmente siempre he opinado que un pregón tiene que tener un apartado reivindicativo, y dar aprovechamiento al pulpito que se le ofrece al pregonero para poner de manifiesto circunstancias obvias que los vecinos padecen en su día a día.
Por un lado, están las promesas incumplidas desde corporaciones anteriores a la actual, que chocan con el sentido común.
El eje Santa María-Santiago y el resto de calles adoquinadas fueron concebidas como peatonales, y los proyectos de los que nacieron se basan en esas calidades.
El tráfico rodado indiscriminado está generando averías desde el primer día, vehículos que transitan con exceso de velocidad, con carreras incluidas de repartidores de pizzas, provocaran algún día una desgracia. Espero equivocarme, pero le indico a quien corresponda que en varios lugares, incluido frente a la puerta de Santa María hay señales desde el principio de circulación prohibida en ambos sentidos y a toda clase de vehículos. Observen cualquier día allí parados durante 5 minutos lo que pasa y los que pasan.
Cierto es que por desgracia esto no ocurre exclusivamente aquí.
Por último, hacer mención a la falta de inversiones ilusionantes para la recuperación del patrimonio, hace demasiados años que no se genera nada.
El reciente alumbrado público no cuenta. Todos sabemos por qué. Nunca debió de recepcionarse.
Y ahora nos hemos reencontrado justo dos años después.
Recordareis perfectamente como después de nuestras fiestas 2020, se confirmó el confinamiento.
Apelo al espíritu de la primera edición, donde ni el Barsa-Madrid de aquel año, ni la llovizna de la tarde-noche consiguió que el evento fracasara, y colocó a nuestra fiesta de cero a cien en tiempo récord.
Ahora y ya finalizando os ruego que me permitáis citar, y luego entenderéis el motivo, unos hechos, que un historiador seguro que puede matizar mejor, pero que a grandes rasgos son los siguientes:
Le concede a Villena el Rey Fernando El Católico a finales del siglo XV, el privilegio de celebrar mercado todos los jueves del año.
Ambos privilegios los sigue disfrutando Villena, y se otorgaron y ratificaron, en base a la fidelidad que la ciudad siempre mantuvo con la corona y en concreto con estas dinastías.
Como conocedor de esta historia y como vecino implicado en Las Fiestas del Medievo, interpreté que estábamos cometiendo una ilegalidad desde una perspectiva medieval, y que yo fui el primer responsable de tal descuido.
Les expliqué los motivos de la celebración de la fiesta y relaté que es una forma de vida para los muchos artesanos, mercaderes y artistas y que era un medio para rehabilitar socialmente el barrio.
He de manifestar mi gratitud en especial al señor Emilio Tomé De La Vega, Jefe del Gabinete de Planificación y Coordinación de la Casa Real, con el que mantuve correspondencia y contestó puntualmente todos mis escritos con presteza, humildad y comportándose como hace una verdadera Institución al servicio del pueblo.
Al señor Tomé De La Vega, le solicité el privilegio mencionado, ante lo cual me envió una carta de El Monarca.
Paso a leerla.
EL JEFE DEL GABINETE DE PLANIFICACIÓN Y COORDINACIÓN
Palacio de La Zarzuela
Madrid, 10 de febrero de 2022
Señor Don ÁNGEL GINER MARTÍNEZ
Pregonero de la XX Edición de las Fiestas del Medievo
Estimado amigo:
Me complace acusar recibo de su correo electrónico del pasado día 7, en el que nos informa de la celebración de la XX Edición de las Fiestas del Medievo, al tiempo que expresa el deseo de contar con una concesión Real que otorgue el derecho a celebrar el mercado medieval en ese barrio.
Su Majestad el Rey me encarga que, en Su nombre, le agradezca dicha información, y le envíe un cordial saludo que desea haga extensivo a todos los vecinos del barrio de El Rabal de Villena (Alicante), con Su felicitación por el aniversario y el deseo de que el mercado medieval sea todo un éxito.
Al cumplir el encargo de Su Majestad, le saluda
atentamente,
EMILIO TOMÉ DE LA VEGA
Al término de este pregón entregaré a la junta directiva un cuadro con la carta de La Casa Real debidamente enmarcada, para que la conserven como recuerdo de esta edición si así lo desean.
Finalmente, y dando por cumplido el encargo de mis vecinos, doy por pregonado esta XX Edición de las Fiestas del Medievo con conocimiento informado de Su Majestad el Rey Don Felipe VI, y con los mejores deseos de La Casa Real para que esta edición sea exitosa.
¡¡¡Viva Villena y su Rabal!!!